El próximo domingo los españoles celebraremos el Día de la Madre, y por ese motivo os traemos una idea con la que podréis no sólo sorprender a vuestras madres, sino involucrar a toda vuestra familia para indagar juntos en vuestro árbol genealógico.
Hace un tiempo, Daniel, uno de los cofundadores de Revista Descendientes, lanzó en las redes sociales el #RussianDollChallenge (Russian doll es el término con el que se conocen en inglés las famosas muñecas rusas o matrioshkas), una original iniciativa para que todos podamos recordar y honrar nuestro linaje femenino. La singularidad de las muñecas rusas, como todos sabréis, radica en que estas figuras de madera son huecas, y cada una contiene dentro una nueva muñeca de menor tamaño, que a su vez contendrá otra más pequeña que la anterior, y así sucesivamente, hasta llegar a la última.

Haciendo uso de esta analogía, con el objetivo de recordar a las mujeres que nos han precedido en nuestra historia familiar, Daniel propuso un reto a sus seguidores: intentar ver hasta quién, dónde y cuándo somos capaces de llegar si seguimos nuestra línea genealógica materna, es decir, el linaje matrilineal desde nosotros mismos a nuestra madre, luego a nuestra abuela materna, nuestra bisabuela, nuestra tatarabuela, la madre de ésta, y así sucesivamente…
El propósito de este entretenido reto no es otro que recalcar la importancia que han tenido las madres, y por extensión las mujeres, en nuestra historia personal, no sólo desde un punto de vista afectivo y familiar, sino también desde un punto de vista social, histórico y, por supuesto, genético. Después de todo, es a través de nuestra línea femenina directa que heredamos el ADN mitocondrial, una herramienta extremadamente útil que puede servirnos para averiguar si estamos emparentados con alguien por línea femenina directa e ininterrumpida. De hecho, ¿sabías que el ADN mitocondrial del difunto Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, fue utilizado para corroborar que los restos óseos encontrados en Siberia en los años noventa del siglo pasado pertenecían a Nicolás II de Rusia y su familia? Y es que la esposa de Nicolás II, la zarina Alejandra, era hija de la tía materna del Duque de Edimburgo, por lo que tanto él como la zarina y sus hijos habrían compartido el mismo ADN mitocondrial – hecho que así fue corroborado gracias a la extracción de ADN mitocondrial, lo cual conllevó a la identificación positiva de los huesos.

Histórica y socialmente la Humanidad ha tendido a relegar a la mujer a un plano secundario, tanto en el ámbito público como en el privado. Esto se refleja en muchos de los documentos con los que nosotros, los investigadores, tratamos día a día. ¿Cuántos legajos hemos manipulado en los que se omite el apellido e incluso el nombre de la esposa? En el Catastro de la Ensenada, por ejemplo, observaremos que se tiende a citar a muchos más hombres que mujeres, si bien comparativamente el número entre unos y otras debía de ser bastante más equilibrado. Es más, en algunos países, sobre todo de habla inglesa, hasta hace poco las mujeres tendían invariablemente a tomar el apellido del marido, que en cierta manera puede entenderse como el sacrificio de su propia identidad personal y familiar a favor de la de su esposo. Y ya no digamos las partidas matrimoniales en Inglaterra y Gales, por ejemplo, que citan el nombre de los padres de los cónyuges, pero omiten mencionar a las madres…
Según el propio Daniel: «A través del #RussianDollChallenge se pretende recuperar la identidad de la línea femenina que todos llevamos en nuestro ADN y en nuestro psique familiar». En principio, investigar nuestra línea femenina puede parecer una tarea relativamente fácil; basta con ir siguiendo la línea de nuestra madre, de nuestra abuela materna, y así sucesivamente… Pero en cuestión de cinco, seis o siete generaciones, muchos de nosotros nos toparemos con el problema de que los documentos simplemente no hacen alusión a la madre, o bien somos incapaces de encontrar el documento que pruebe la identidad de la generación anterior. Y ese es un problema con el que cualquiera se puede encontrar. ¡Hasta la mismísima Reina de Inglaterra! Aunque eminentemente aristocrática, documentalmente sólo es posible probar la línea femenina ascendiente de Su Británica Majestad hasta la sexta generación, como demuestra la siguiente correlación:
Isabel II (1926-) → Elizabeth Bowes-Lyon (1900-2002) → Nina Cecilia Cavendish-Bentinck (1862-?) → Caroline Burnaby (1832-1918) → Anne Caroline Salisbury (1805-1881) → Frances Webb (1775-1862) → Mary Garritt (?)
¿Y tú? ¿Hasta qué generación eres capaz de llegar, probando documentalmente tu línea ascendiente femenina? ¿A qué esperas para enfrentarte a tu propio reto familiar? Honra hoy a tus antepasadas con el #RussianDollChallenge.
